Herederos de una historia centenaria y testigos de los sucesos cotidianos de los que se nutre aquélla, los habitante de ciudad más grande del mundo eligen, por primera vez en casi seis décadas, a un jefe de gobierno. Escenario de las peores degradaciones humanas y ecológicas, pero también de la mayor concentración de riqueza y de la más variada oferta cultural e informativa, con los niveles educativos más altos del país, la capital de la República vive la emoción democrática de una contienda electoral que habla ya del México de fines de siglo, del México del año 2000, cuando también habrá elecciones. El voto de cada uno de nosotros será decisivo. Debemos par tanto informarnos, ya a través de los medios de difusión -como la radio y la televisión-, ya mediante la comunicación impresa u oral, para ejercer conscientemente nuestro derecho. Conocer las tendencias y conceptos de los diferentes candidatos a la jefatura del gobierno del Distrito Federal nos allanará el camino. Con este propósito, si invitó a un grupo plural y diverso (Sergio Aguayo, Alejandro Aura, Rolando Cordera, Germán Dehesa, Miguel Ángel Granados Chapa, Jorge Lagorreta, Carlos Monsiváis, Olga Pellicer, Elena Poniatowska, Raymundo Riva Palacio y Eduardo Terrazas) a plantear sus inquietudes -que en gran medida son las de cualquier habitante de la capital- a los candidatos que participarán en la contienda. El cuestionamiento se aplicó a todos los aspirantes, con límite de extensión y de tiempo para su respuesta. La comparación es ineludible. La decisión final es nuestra. Ellos están de frente a la capital.